23 de diciembre de 2010

CUENTOS ORIENTALES: LA MONEDA DE PLATA

En una taberna del antiguo Japón feudal se habían reunido un grupo de samuráis amigos. Estaban charlando sin cesar y a cierta distancia, saboreando una taza de té, había un anciano monje zen absorto en sus reflexiones. Uno de los amigos dijo:

  -Estoy preocupado. Presté a un desconocido una moneda de plata y no tengo ningún testigo de ello, por lo que puede negar que le haya hehco el préstamo y me quedaré sin dinero.

Como el hombre estaba muy confundido y nervioso, los amigos comenzaron a consolarlo, pero sin saber darle una solución a su problema.

  -Si el hombre no me devuelve ese dinero -dijo el apenado samurái acreedor-, mi mujer me va a matar cuando lo descubra. ¿Qué puedo hacer?

Uno de los amigos, percatándose de la presencia del monje zen en la taberna, dijo:

  -¿Por qué no le preguntamos al viejo monje? Tal vez a él se le ocurra algo.

Los otros hombre replicaron :

  -¿Pero eres tonto o estás loco? Ese hombre está en las nubes.

El anciano escuchó lo que decían, se hacercó a ellos y dijo:

  -Perdonad que intervenga, amigos -y después se dirigió al hombre compungido y le aconsejó-: Reúnete en compañia de tus amigos con ese hombre y dile que te devuelva las diez monedas de plata que le prestaste.

  -¡Pero si sólo le presté una moneda! -replicó el samurái, desconcertado.

Y el monje zen dijo:

  -Será lo que él te conteste en seguida y ya tendrás testigos. Entonces podrás obligarle a que te pague.