-"!Ay, Takeda-San! Si aprendieras a ser más sumiso y a adular un poco más al emperador, no tendrías que comer tanto arroz".
Takeda dejó de comer, levantó la vista, y mirando al acaudalado samurái intensamente, contestó:
- "Ay de ti, hermano bushi. Si aprendieras a comer un poco de arroz, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador".